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Los diques de contención muscular del hombro

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Los diques de contención muscular del hombro son una “construcción” muscular cuyo objetivo no es impedir el paso del agua, como un dique habitual, sino evitar el “descentrado” articular, impidiendo el desplazamiento excesivo de la cabeza humeral.

Al hablar de fuerza muscular normalmente nos referimos a la fuerza que puede ejercer un músculo al contraerse, tratando de acercar su origen e inserción generando un vector de fuerza alineado con la dirección de sus fibras y tendones.  Sin embargo, es más desconocida la fuerza que resiste su deformación y, por consiguiente, se enfrenta a cualquier fuerza que tenga un componente transversal a sus fibras. Este dique será más potente en función de la stiffness muscular.

La articulación glenohumeral aumenta su estabilidad si la stiffness de los músculos que la rodean es alta. Es un escudo natural que estamos colocando en el hombro.

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No obstante, hay músculos-tendones que por su disposición están previamente mejor capacitados para formar este dique de contención. 

Para entenderlo podemos decir que cuatro son los diques de contención muscular del hombro: superior, anterior, posterior y lateral; aunque la realidad es mucho más compleja.

  • Dique superior. Lo conforman tanto el supraespinoso como el tendón largo del bíceps que juntos crean una especie de techo a la cabeza del húmero. Tal es la fuerza de ese efecto barrera que a pesar de que el vector de fuerza que trata de unir su origen e inserción debería provocar la elevación del húmero y reducir el espacio subacromial, lo que hace es ampliarlo. Al elevar el brazo, el vector de fuerza de estos músculos se horizontaliza y pierde la traslación superior, sin embargo el efecto barrera sigue impidiéndola.

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  • Dique anterior.  Lo forma el subescapular junto con el deltoides anterior, coracobraquial, bíceps braquial y pectoral mayor. Su efecto barrera impide la traslación anterior. Es especialmente importante el subescapular, que en relación a la estabilidad anterior alinea sus “dos fuerzas” -vector de contracción y efecto barrera- para evitarla.

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  • Dique posterior. El infraespinoso, redondo menor y el deltoides posterior, esencialmente, son los músculos que cumplen esta función.
  • Dique lateral, que evita la distracción del húmero con respecto a la fosa glenoidea. Está formado por la porción acromial del deltoides, el supraespinoso, la porción larga del bíceps braquial y, ligeramente, por la inserción distal del infraespinoso y redondo menor.

El efecto barrera muscular en la estabilidad articular es un aspecto fundamental de la biomecánica y la fisiología del movimiento humano. Los músculos y sus tendones actúan como soportes dinámicos de las articulaciones, contribuyendo a la estabilidad articular tanto en movimiento como en reposo. Este efecto se manifiesta de varias maneras importantes:

Control y Limitación del Movimiento Articular: Los músculos que rodean una articulación trabajan coordinadamente para controlar la amplitud y dirección del movimiento articular. Al hacerlo, limitan los movimientos excesivos o anormales que podrían llevar a lesiones articulares o a la degeneración del tejido.

Distribución de Cargas: Los músculos ayudan a distribuir las cargas aplicadas a las articulaciones durante las actividades diarias y el ejercicio. Al absorber y distribuir estas fuerzas, los músculos reducen la carga directa sobre los componentes articulares como el cartílago y los ligamentos, minimizando el riesgo de lesiones y el desgaste articular.

Estabilización Refleja: La activación muscular refleja es un mecanismo importante para la estabilización articular instantánea ante movimientos súbitos o inesperados. Los husos neuromusculares y otros receptores sensoriales dentro del músculo y sus tejidos circundantes detectan cambios en la longitud del músculo o la tensión, desencadenando una respuesta refleja que ajusta el tono muscular para estabilizar la articulación.

Prevención de la Subluxación y Dislocación: El tono y la tensión adecuados en los músculos que rodean una articulación son cruciales para mantener las superficies articulares en una alineación óptima. Esto es particularmente importante en articulaciones que son inherentemente inestables debido a su estructura ósea o aquellas que han sufrido lesiones previas.

Soporte Dinámico Durante el Movimiento: A diferencia de los soportes estáticos, como los ligamentos, que proporcionan una restricción pasiva, los músculos se adaptan dinámicamente a las demandas del movimiento y la actividad. Esta capacidad de adaptación permite una estabilización eficiente en una amplia gama de actividades, desde tareas cotidianas hasta deportes de alto rendimiento.

Compensación y Adaptación: En situaciones de debilidad muscular o lesión, otros músculos a menudo se adaptan para compensar y mantener la estabilidad articular. Este mecanismo de compensación puede ser útil a corto plazo, pero también subraya la importancia de un equilibrio muscular adecuado para la salud articular a largo plazo.

Por lo tanto, el entrenamiento muscular dirigido no solo mejora el rendimiento y la fuerza sino que también es esencial para la prevención de lesiones articulares. El desarrollo de la fuerza, la resistencia y la coordinación muscular en torno a las articulaciones contribuye significativamente a su estabilidad y funcionamiento óptimo, destacando la importancia de incorporar ejercicios de fortalecimiento y estabilidad en los programas de acondicionamiento físico y rehabilitación.

Pero el efecto barrera no solo depende del tono muscular de reposo (resultado de la activación asincrónica y alternada de las unidades motoras que componen el músculo), sino que también se verá condicionado por la contracción “voluntaria” y coordinada de los músculos que participan en todo el movimiento del hombro.  El nivel de fuerza y la stiffness constituyen un arma importante a favor de la capacidad estabilizadora, si bien el elemento diferencial será la configuración neuromuscular, resultado de la retroalimentación continua entre el sistema, su entorno y la tarea. Estos se autoorganizan para dar la respuesta más eficiente. Como consecuencia de ello, el centrado articular observará el resultado, lo evaluará a través de la información propioceptiva y lo asimilará con la finalidad de dar una mejor respuesta en el futuro. 

¿Piensas que es determinante disponer de unos diques fuertes para contener al húmero centrado en la fosa glenoidea? Aunque la fuerza es muy importante, la clave está en disponer de diques inteligentes, rápidos y precisos que sean capaces de ajustar su rigidez a las necesidades altamente variables e hipercomplejas a las que se enfrentan los hombros constantemente. Para ello, tendremos que enseñar al sistema de contención activa a adaptarse a la tarea y al entorno, con sus múltiples y variados estímulos. Si lo logramos, el hombro podrá lucir, orgulloso, unos eficaces diques de contención.

Os propongo un ejemplo de juego con el que trabajar el subescapular, fundamental en el dique anterior:

 

 

Fdo. Jorge Montoro Escaño

Doctor en Ciencias de la actividad física y el deporte

Director Técnico Fidias Center Vélez