La articulación glenohumeral: la estabilidad

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Hay quien sueña con tener una buena pareja, ser rico, formar una familia, ser feliz, etc. La articulación glenohumeral también tiene sus sueños:  sueña con tener una casa digna (la casa subacromial, como veremos en un capítulo posterior), sueña con que sus habitantes más ilustres estén sanos y fuertes (tendón largo del bíceps, manguito rotador, la bursa subacromial…) y sueña con alcanzar su tesoro más preciado: la estabilidad.  Se considera que esta articulación es inestable si no es capaz de mantener la cabeza humeral centrada en la cavidad glenoidea, siendo su peor grado la dislocación.

A la movilidad de la cabeza humeral dentro de la fosa glenoidea se le llama movilidad accesoria y es necesaria para disminuir el estrés articular. Dicha movilidad accesoria está relacionada con la movilidad fisiológica y, aunque consiste en una combinación de rotaciones, rolidos y deslizamientos, nos centramos en el deslizamiento “resultado” de la combinación de todos estos movimientos. En el siguiente cuadro os presento los movimientos que se correlacionan entre movilidad fisiológica y movilidad accesoria.

MOVILIDAD FISIOLÓGICA MOVILIDAD ACCESORIA
Flexión Deslizamiento Posterior-Inferior
Extensión Deslizamiento Anterior-Superior
Abducción Deslizamiento Inferior
Aducción Deslizamiento Superior
Rotación interna Deslizamiento Anterior 
Rotación externa Deslizamiento Posterior
Abducción horizontal Deslizamiento Anterior
Aducción horizontal Deslizamiento Posterior

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La articulación glenohumeral necesita una gran movilidad para que sea posible la orientación de la mano en el espacio durante las actividades diarias o deportivas. Esto dificulta la estabilidad, que está asegurada principalmente por dos sistemas:

  1. A) Sistema de contención pasivo. Provee de estabilidad en los últimos grados del rango de movilidad de la articulación y está formado por los siguientes elementos:
  • Labrum glenoideo: fibrocartílago insertado en los bordes de la cavidad glenoidea, que aumenta su superficie y profundidad. Limita en un 20% la traslación humeral y sirve como punto de inserción de la cápsula articular y ligamentos.
  • Morfología ósea: teniendo en cuenta que la concavidad glenoidea aumenta la congruencia articular y la displasia (menor profundidad) la perjudica.
  • Cápsula articular: membrana que engloba toda la articulación. Es más gruesa en su parte anterior que posterior. También contiene el líquido sinovial y mantiene una presión intra-articular negativa, que produce un efecto de compresión.
  • Ligamentos: son tejidos conectivos elásticos y resistentes que permiten los movimientos fisiológicos, pero los limitan cuando son inadecuados.

Principales estructuras cápsulo-ligamentos de la articulación glenohumeral

Coracohumeral y glenohumeral superior En aducción: limita la rotación externa y la traslación inferior.

En flexión: Limita la traslación posterior.

Glenohumeral Medio En aducción: limita la rotación externa y la traslación inferior.

En abducción (mitad de rango): limita la traslación anterior

Glenohumeral Inferior En abducción: limita la traslación anterior, posterior e inferior.
Cápsula articular posterior En flexión, aducción y rotación interna: limita la traslación posterior.
  1. B) Sistema de contención activo. Está formado por toda la musculatura que rodea la articulación. Una característica importante es la stiffness, que es el gradiente de la curva tensión-deformación. Técnicamente se puede medir mediante elastografía (ultrasonidos para medir la elasticidad, la consistencia y la dureza relativa de los tejidos).

Una variable clave para desafiar progresivamente la estabilidad del hombro es la RFD, Ratio de desarrollo de la fuerza o velocidad a la que aumentamos la fuerza. En los últimos años, se ha introducido el concepto muscle slack que literalmente significa “holgura o relajación muscular” y aúna el retraso electromecánico y el efecto de complianza del tendón. 

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Y otro elemento, muchas veces olvidado, y que es básico para la estabilidad es el control neuromuscular. La cocontracción de los estabilizadores activos del hombro es primordial para un óptimo funcionamiento. Las lesiones pueden provocar alteraciones sensoriomotrices, afectando a la propiocepción y, por consiguiente, al control neuromuscular.

 Las contracciones del infraespinoso y del redondo menor compensan la contracción del subescapular, mientras que la contracción del manguito compensa la contracción del deltoides. Estos pares de fuerzas hacen posible un centrado articular óptimo. Además, la inserción del manguito en la cápsula articular es un elemento dinámico esencial que permite poner en tensión todo el sistema capsuloligamentoso.

Además del manguito rotador (supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular), que  se erige como estabilizador primario, hay unos  estabilizadores secundarios: deltoides, pectoral mayor, dorsal ancho, y porción larga del bíceps. Aunque todos los músculos realmente cumplen funciones estabilizadoras y movilizadoras, son los músculos habitualmente más pequeños y profundos los que suelen reunir características que le confieren mayor ventaja para proporcionar estabilidad. Las razones son las siguientes:

  • Se insertan en un punto cercano al centro de giro de la articulación.
  • Disponen de un mayor porcentaje de fibras lentas (actúan continuamente).
  • Poseen un alto porcentaje de husos neuromusculares (el sistema da una gran importancia al centrado articular por lo potencialmente dañino que puede ser en caso de disfunción y, por tanto, prioriza en estos músculos un mayor porcentaje de receptores propioceptivos y tasa de inervación).

Por otra parte, no debemos olvidar que la estabilidad del sistema es específica a la posición. Si hablamos, por ejemplo, de estabilidad anterior, a 0º de elevación está mantenida principalmente por el subescapular, mientras que a 45º la implicación ligamentosa aumenta con la participación del ligamento glenohumeral medio, y a 90º el principal estabilizador es el ligamento glenohumeral inferior, con sus fibras anteriores.

Los músculos pueden proporcionar estabilidad articular mediante dos mecanismos: el vector de fuerza, que aproxima los dos extremos musculares y el efecto barrera. ¿No conoces el efecto barrera? En ese caso el siguiente capítulo te interesa.

 

Mejorar la estabilidad glenohumeral no solo vale la pena, vale muchísimo más. Aunque no le encuentres el precio por ningún sitio, el hombro lo tiene muy claro, ese es su tesoro.

Fdo. Jorge Montoro Escaño

Doctor en Ciencias de la actividad física y el deporte

Director Técnico Fidias Center Vélez