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Dolor de espalda embarazo

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El dolor de espalda es uno de los síntomas más comunes en mujeres embarazadas. En torno al 50% de ellas sufren dolor lumbar, siendo ligeramente más prevalente en primíparas que en multíparas, condicionando una limitación en su vida diaria y siendo un frecuente motivo de baja laboral.

¿Qué lo causa? ¿Cambios estructurales? ¿Debilidad muscular?

Durante el embarazo, hay muchas estructuras en el cuerpo de la mujer que van cambiando, como la lordosis lumbar, la posición de la cabeza del fémur o la inclinación de la pelvis. Pero, al contrario de lo que se suele creer, son numerosos los estudios que nos muestran que los cambios en estas variables no están relacionados con el dolor de espalda. Son cambios que se producen de forma progresiva y existe un periodo de adaptación suficiente, es decir, EL CUERPO DE LA MUJER SE ADAPTA AL EMBARAZO.

También se ha demostrado que la debilidad de los músculos abdominales no provocan dolor de espalda. Por lo tanto los ejercicios de estabilidad central no son más efectivos que otras formas de ejercicios para combatir dicha patología.

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Además, debemos basarnos en las experiencias previas. Normalmente las mujeres que sufren dolor de espalda en el embarazo ya han experimentado previamente episodios de dolor previos a ese embarazo. Y si una mujer sufre dolor lumbar en su primer embarazo es muy probable que lo vuelva a sufrir en embarazos posteriores si mantiene los mismos hábitos.

Por lo tanto, sabemos que el dolor siempre es multifactorial. Una sola razón o causa no va a provocar dolor en tu cuerpo, si no que se trata de la suma de múltiples factores. Entre ellos podemos encontrar:

  • Factores emocionales: niveles de estrés y estado de ánimo.
  • Hábitos de vida: alimentación, calidad del sueño, actividad física, hidratación, tabaquismo, control de la situación, confianza, apoyo social, creencias y actitud.
  • Factores físicos: cómo te mueves o hábitos de la vida diaria (posturas mantenidas o gestos repetitivos, como por ejemplo cargar a hijos pequeños).
  • Factores cognitivos: creencias y pensamientos asociados al dolor.
  • Factores sociales: presión social (opiniones sobre qué debes o no debes hacer en en tu vida diaria, en el trabajo o en la práctica deportiva) que puede estar relacionada con los factores emocionales.

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Solución: entender el dolor, hábitos de vida y entrenamiento.

Debemos entender el dolor en nuestro cuerpo como una señal de alarma y de protección. Tenemos sensores de peligro distribuidos por todo el cuerpo que aportan información sobre grados de tensión, temperatura, acidez, etc. La información de estos sensores se une y compara con la percepción del entorno, con experiencias pasadas, creencias, entornos sociales, etc. Esta información es procesada por el sistema en cada instante. Si se supera un determinado umbral, aparecerá el comportamiento emergente asociado al dolor.

Y, ¿qué puede afectar a nuestro sistema para que emerja el dolor? Pues una infinidad de factores como estilo de vida, historial de dolor, miedo o ansiedad, señales de peligro, experiencias pasadas, creencias, nivel de estrés, emociones, sistema sensorial, descanso, etc.

Numerosos estudios relacionan el dolor lumbar con la falta de sueño. Así como una alimentación donde predominen los alimentos procesados puede provocar una inflamación crónica y aumentar la vulnerabilidad del organismo. Además, los estados emocionales pueden ser grandes moduladores del dolor. Por eso, tener un control y cuidado sobre los hábitos de vida será un aspecto clave a la hora de evitar o afrontar una situación de dolor.

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Y quizá la herramienta más efectiva para hacer frente al dolor sea el entrenamiento. Cualquier tipo de actividad física puede ser útil a mujeres embarazadas para combatir el dolor, desde baja intensidad hasta ejercicios de intensidad moderada. Tener un embarazo activo disminuye los episodios de lumbalgia en las gestantes, pero siempre se debe de tener en cuenta la individualización del entrenamiento. Adaptar la actividad a realizar por cada mujer embarazada es tan importante como tener en cuenta una exposición gradual del gesto determinado en casos del dolor, buscando siempre la especificidad y reduciendo la complejidad del movimiento.

A continuación te mostramos varios ejemplos:

 

Consecuencias psicológicas y emocionales en la madre

Existen una multitud de factores que contribuyen a la percepción del dolor durante el embarazo y el parto como ansiedad, experiencias en partos anteriores, entorno social, nivel de educación, sesiones de información perinatal, edad y la paridad.

Muchas mujeres embarazadas conviven y luchan diariamente con dolor, lo que les afecta a las tareas generales de su vida diaria. Sienten que ya no pueden desempeñar sus roles domésticos habituales, como las tareas de mantenimiento del hogar. Incluso nos encontramos con mujeres embarazadas que tienen que atender a otros hijos pero que se encuentran limitadas por este dolor. Eso les puede provocar un gran sentimiento de culpabilidad ya que se ven incapaces de interactuar con ellos durante este periodo.

Además, su vida laboral también se ve influenciada, llegando a tener la necesidad de modificar sus funciones durante su jornada de trabajo o someterse a una baja laboral por incapacidad. 

Todo esto puede provocar un impacto en su identidad y autoimagen teniendo que asumir grandes cambios en sus vidas.

Como podemos imaginar, el dolor acumulativo, la discapacidad y los cambios de roles e identidad llevan a muchas mujeres a padecer emociones negativas y sufrir cambios psicológicos. Incluso creen que el dolor puede ser la causa subyacente de su depresión pre o postparto.

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Otros tipos de dolor frecuentes en el embarazo

DOLOR PÉLVICO: suele ser más doloroso que el lumbar, se manifiesta de manera intermitente y es, normalmente, más específico de ciertos movimientos como caminar, doblarse o subir escaleras.

CIÁTICA: dolor irradiado en las extremidades inferiores, causado por una compresión o inflamación de la raíz del nervio ciático. Suele afectar a aquellas que han sufrido el trastorno en un embarazo anterior y es más frecuente en la segunda mitad del embarazo. Puede que debido a todos los cambios estructurales que sufre la mamá en este periodo exista una compresión o inflamación del nervio ciático, pero no podemos quedarnos sólo con esa idea.

CRURALGIA: dolor muy similar a la ciática, pero en este caso el dolor se refleja a nivel anterior, ya que el nervio implicado es el femoral (crural). Los síntomas se perciben en la región lumbar, en la ingle, en la cadera y en la parte anterior e interna del muslo hasta la rodilla, normalmente sin llegar a la zona del pie.

Sufrir algún tipo de dolor durante el embarazo o postparto puede ser común, pero no es algo normal. Si tienes alguna duda o quieres recuperarte de dichas molestias, ponte en contacto con nosotros, ¡PODEMOS AYUDARTE!